Una vez decidido el tipo de tratamiento al que deseamos someternos, lo más importante es aprender a escoger una buena clínica. El problema es, ¿cómo saber cuándo un centro es el apropiado? Porque de cada técnica médico-estética, es sencillo informarse hoy en día, pero a la hora de escoger el lugar donde llevarlo a cabo uno puede dejarse llevar por el marketing, campañas o incluso publicidad engañosa.
En realidad, existen ciertas pautas que los expertos en Medicina Estética consideran primordiales para escoger una buena clínica. Lo recogen la SEME (Sociedad Española de Medicina Estética) y la SEMCC (Sociedad Española de Cirugía Cosmética), de la que apuntamos las más reveladoras:
- Asegurarnos de que nos encontramos en una clínica de Medicina Estética y que cumple con la autorización administrativa correspondiente: revisar los diplomas y títulos que acrediten al centro y al médico.
- Pedir consulta médica en varias clínicas sobre el problema que se quiere tratar. Así conseguirá una idea más clara de las posibles soluciones.
- Reflexionar el tiempo necesario antes de escoger el tratamiento, sin precipitaciones.
- Asegurarse de que siempre está informando el médico que va a realizar el tratamiento y no terceras personas.
- Desechar ideas preconcebidas sobre el tratamiento que se necesita: el paciente debe exponer su problema y el médico estético le explicará las mejores soluciones a su caso.
- Requerir información exhaustiva sobre los condicionamientos del tratamiento que se va a aplicar y, finalmente, firmar un documento de consentimiento informado para dejar constancia de este hecho.
- Desconfiar de los tratamientos o de los productos que prometan resultados espectaculares en poco tiempo o a precio llamativamente reducido. La Medicina Estética puede hacer mucho para ayudarnos, pero los milagros son imposibles.
- Aprender a sacar partido del propio cuerpo y de los propios rasgos.
- Acompañar los tratamientos con hábitos saludables de sueño, ejercicio, dieta, etc. como mejor forma de garantizar resultados óptimos.
- Disfruta de las mejorías que vayas consiguiendo sin agobios, de forma progresiva.
- Fíate más de las referencias personales que de la publicidad, que incluso podría resultar engañosa y ofrecer garantías ocultando posibles complicaciones.
- Recuerda que por la seguridad son más importantes las instalaciones y el equipamiento que la decoración.