Definitivamente se puede obtener una nariz a la carta gracias a las operaciones de rinoplastia. Las personas que toman la decisión de cambiar el aspecto de su nariz deben de saber que ponerse en manos del cirujano significa aceptar los resultados posteriores y para ello el profesional tomará la decisión más conveniente según las correcciones a llevar a cabo en la intervención.
Actualmente se realizan técnicas de rinoplastia abierta y cerrada. En el primer supuesto, además de que suele practicarse generalmente en segundas operaciones, la rinoplastia es un procedimiento que no perdona errores, por lo que éstos podrán traducirse en alteraciones funcionales además de estéticas que no pudieran ser detectadas en el postoperatorio temprano pero sí tras la reabsorción del edema y la cicatrización.
Así que según el grado de corrección que deba ejecutarse, el médico cirujano puede optar por una rinoplastia abierta o cerrada, de manera que el paciente no debiera estar preocupado por el tipo de intervención sino por el resultado final estético. Y para aquellos que oigan hablar de rinoplastia abierta como una técnica nueva, hay que decir que ya se llevó a cabo en 1921 por el cirujano Rethi, de ahí el nombre con el que se conoce la rinoplastia abierta.
Y aunque hay derivaciones de esta misma técnica realizadas por otros expertos en rinoplastia, como su propio nombre indica se lleva a cabo por la exposición abierta mediante un determinado tipo de corte en la superficie, dejando así mayor vía libre al cirujano para trabajar en los defectos anatómicos y corregirlos. Al ser externa o expuesta, se dice que es más visual que táctil, por lo que se corrigen mejor las asimetrías y permite adaptar injertos con mucha más precisión. Pero por otra parte no evita la exposición del material de sutura, podría aparecer una leve hemorragia e infecciones leves por las incisiones, lo que daría lugar a posibles obstrucciones nasales en el postoperatorio.
La rinoplastia táctil es la cerrada. Y como no se realiza con incisiones en la nariz, es la más utilizada por los médicos cirujanos porque no deja cicatriz alguna y no requiere la laboriosidad y exactitud de la anterior.
Con esta técnica se accede a la estructura nasal mediante las fosas nasales y el doctor efectúa las correcciones del tabique o del cartílago sin incisiones. Es por ello que los pacientes que acuden por primera vez a retocarse la nariz por una cuestión estética sean aconsejados directamente por esta técnica, incluso si es por una cuestión de obstrucción nasal aunque es algo que siempre va a valorar el profesional.